La consecuencia de tener hígado graso es el riesgo alto de padecer
cirrosis
hepática, padecer con más frecuencia
cáncer pulmón y de mama;
así como el
riesgo elevado de morir prematuramente por
enfermedades de las coronarias que producen el infarto al corazón y por
enfermedad vascular cerebral, ya sea por trombosis o ruptura con derrame
hemático de las arterias cerebrales.